Siempre se ha dicho que por la noche debemos comer menos o hay que evitar la ingesta de carbohidratos, ya que la actividad física en las horas nocturnas es nula y en consecuencia engordaremos con mayor facilidad.
Hoy, en este artículo hablamos de si esta teoría es cierta o por lo contrario tiene toda la veracidad que un mito bien arraigado pueda tener.
Ya que hablamos sobre comer por el día o por la noche, aclararemos primero un concepto que en este tema entra en juego, los ritmos circadianos.

¿Qué son los ritmos circadianos?
Los ritmos circadianos son el ciclo natural de variaciones físicas, mentales y de nuestro comportamiento que se producen en el cuerpo humano en un ciclo de 24 horas. Estos ritmos se ven afectados por los cambios de luz y oscuridad, que son controlados por una pequeña área de nuestro cerebro.
Lo primero que debemos aclarar, es que las calorías que un alimento aporta van a ser las mismas en cualquier momento del día.
Pongamos un ejemplo. Si 200 gramos de sandía aportan 60 kcal, van a ser 60 kcal las que ingiramos a las 6 de la mañana, a las 12 del mediodía o a las 11 de la noche.
Ahora bien, hay factores que sí pueden entrar en juego a la hora de cómo se asimilan o como se metabolizan ciertos nutrientes en diferentes momentos del día.
Las células que secretan insulina en el páncreas tienen un reloj interno. Si este falla, podría ser el causante de la aparición de obesidad y diabetes tipo 2 en sujetos animales según un estudio de una universidad de Chicago.
La importancia de la insulina
A día de hoy, se conocen, al menos, dos relojes circadianos que son responsables de controlar y regular el metabolismo de la glucosa y su homeostasis.
- El reloj circadiano pancreático: este reloj establece una secreción diaria pulsátil de insulina, con una acrofase en las primeras horas del día y hasta las primeras horas de la tarde, descendiendo sus pulsos e intensidad conforme comienza el atardecer y entra la noche.
- El reloj circadiano de la glándula pineal: Este reloj libera mayores cantidades de melatonina (hormona del sueño) cuando oscurece, cuya acción sobre el páncreas es la de reducir/suprimir la secreción de insulina nocturna.
¿Es lo mismo comer durante el día que por la noche?
Si cenamos tarde o hacemos ingestas frecuentes por las noches, cuando nuestro páncreas debería estar “durmiendo”, la secreción de insulina que producirá no será suficiente para controlar eficazmente los excesos de glucemia postpandrial y dará lugar a medio plazo a problemas metabólicos.
El dicho “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo” cobra un sentido científico debido a que por la noche presentamos una mayor resistencia a la insulina y por lo tanto, peor gestión de las comidas, se recomienda hacer cenas tempranas y ligeras para lograr una mayor adaptación a nuestros ritmos circadianos.
Diferentes estudios científicos realizados hasta el momento, llegan a la siguiente conclusión: El correcto funcionamiento de los relojes internos o ritmos circadianos es imprescindible para el bienestar de nuestro organismo. Si estos se ven interrumpidos o dañados puede haber repercusiones en nuestra salud afectando a enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2 y la obesidad.
Desde Nutri2, queremos remarcar la importancia de seguir una dieta equilibrada, saludable ante todo, adecuada a las necesidades de cada individuo. Y, además, tener en cuenta factores como el de la actividad física, el rendimiento, la calidad del sueño y la calidad emocional. Con esto queremos decir que no es todo blanco o negro, sino que la implicación de este tema es multifactorial y que será necesario individualizar al contexto de cada persona.