El lipedema es una enfermedad que afecta al tejido graso. Es la inflamación y proliferación patológica de células grasas, afectando en la mayoría de los casos a brazos y piernas.
En los comienzos del mismo, se ve a menudo en mujeres delgadas que empiezan con una acumulación o un aumento de la capa grasa en las zonas de muslos y caderas. A la larga, ese cúmulo de grasa suele verse desproporcionado al resto del cuerpo, viéndose de manera muy acentuada “la piel de naranja”. No tiene por qué ir acompañada de un sobrepeso o una obesidad o ni tampoco con un acúmulo de grasa central o visceral.
Es común que ese aumento de masa grasa, se vea acentuado en la zona comprendida entre rodillas y tobillos. A la altura de estos, puede acumularse la grasa de tal manera que parece un “anillo” alrededor del tobillo, con forma de copa. Este síntoma se llama “signo de Cuff”.
Aparece en mujeres mayormente. Es un trastorno del tejido adiposo, que en un 20% de los casos puede llegar a ser hereditario.
Generalmente, esta patología viene cuando se produce un aumento de peso considerable, aunque también puede estar causada por trastornos hormonales (hipotiroidismo, diabetes tipo II, ovario poliquístico, etc.). En muchos de los casos se desarrolla de manera gradual, generalmente durante la pubertad, aunque puede agravarse durante el embarazo o la menopausia.
La evolución de esta enfermedad es progresiva. Las células adiposas de piernas y brazos, que podemos decir están enfermas, van agrandando su tamaño de manera progresiva, dando como resultado una distribución específica del tejido graso. Esto termina aumentando la presión en los tejidos, lo que acaba provocando uno de los síntomas característicos, el dolor.
El dolor puede ser leve, pero puede ir aumentando conforme avanza la enfermedad. Puede llegar a sentirse al caminar, incluso en reposo también. Lo más común es tener dolor con la simple palpación de la zona. También es habitual tener gran facilidad para la formación de hematomas, incluso sin recordar haberse dado un golpe.
Hay que decir, que el concepto de lipedema da a entender que hay un edema (acúmulo de líquido extracelular), pero el lipedema es sólo un acúmulo de tejido adiposo, que no tiene por qué ir acompañado de una retención de líquido. Si la hay, es posible que venga por esa propia inflamación del tejido graso.
El tratamiento para esta patología debería cogerse desde varios enfoques. Un enfoque directamente llevado a la actividad física, es necesario ese movimiento físico. En segundo lugar, la compresión en las zonas afectadas se ha visto que mejora mucho esa inflamación en tejido adiposo. En tercer lugar, una terapia psicosocial sería un punto más a tratar; mejorar esa tensión, estrés y ansiedad. En cuarto lugar, una mejora de la composición corporal o un mantenimiento de peso saludable, enfocado siempre en mejora de hábitos nutricionales. En quinto lugar, una liposucción (solo en algunos casos muy concretos).
Las células enfermas causantes del lipedema suelen tener una respuesta muy poco efectiva a las dietas enfocadas a la pérdida de grasa o a la actividad física, incluso siendo de alta intensidad. A pesar de ello, siempre es recomendable tener en cuenta estos dos aspectos para que la salud global sea la mejor posible.
Es muy importante que el diagnóstico sea establecido por un profesional en este tema. En Nutri2, tratamos este tipo de patologias. Y debe tratarse como un problema clínico, de salud y no meramente estético. El tratamiento debe estar enfocado a reducir y mejorar la sintomatología del paciente y evitar su progresión lo máximo posible.
